Decía el escritor y periodista uruguayo Eduardo Galeano, citando al cineasta Fernando Birri, que la utopía «sirve para caminar». Esta visión idealizada de lo que nos rodea ha jugado un papel importante a lo largo de la historia, en especial en la construcción de los Estados modernos, el desafío del status quo y la posibilidad de cambio en el presente. Las utopías se alzan como una esperanza en el horizonte y actúan ante la inquietud e incertidumbre que surge en los momentos más controvertidos. La literatura ha sido refugio de estas ideas, y ya desde bien temprano la presencia del pensamiento utópico ha irrumpido en prácticamente todas las tradiciones, más allá de los países anglosajones, considerados como pioneros en los Utopian Studies y foco de bastantes investigaciones sobre un canon bien definido. El caso hispano no se queda atrás, por más que Fernando Savater crea en «la inexistencia del género utópico en España», aunque tal tradición requería de un mayor estudio y recuperación, objetivo que persigue el libro que reseñamos.
Utopías hispanas: historia y antología (2022) recoge un conjunto de 129 textos en español que han sido editados y contextualizados por los investigadores Juan Pro, Hugo García y Emilio J. Gallardo-Saborido, con los que pretenden reconstruir esa herencia de la utopía presente en las sociedades de habla hispana, al tiempo que la sitúan en el contexto más amplio del utopismo moderno a ambos lados del Atlántico. Los autores trazan la historia del motivo utópico en la literatura de raíz hispana desde el Humanismo. Con esta muestra buscan legitimar «la vitalidad, riqueza y pluralidad de la tradición utópica hispana a lo largo de los últimos cinco siglos» (XVIII), reavivando un campo de estudio que ha sido, cuanto menos, relegado a un segundo plano y otorgándole el lugar histórico que le corresponde, aunque, como aclaran, sin «ningún empeño nacionalista» (XI). En este sentido, los autores han realizado la selección a partir de un amplio grupo de escritos con el fin de que el volumen «resultara legible y útil» (XVIII), pero habiendo dejado atrás otros tantos textos, de los que también se hacen eco en repetidas menciones, dejando así la puerta abierta a futuras investigaciones. Todo ello ofrece al lector una idea de que en realidad nos encontramos ante un tema literario recurrente en la tradición hispánica, que los autores del trabajo acotan y datan a lo largo de los seis capítulos en los que se divide la obra.
Los capítulos van precedidos de una introducción general al tema y se abren, al mismo tiempo, con un preámbulo en el que se aborda el contexto histórico de cada periodo, los temas del discurso utópico presentes en los escritos y la evolución del concepto de utopía. Van firmados, el primero y el segundo, por Juan Pro, el tercero y el quinto por Hugo García y el cuarto y el sexto por Emilio J. Gallardo-Saborido. Seguidamente, se presenta en cada sección una recopilación de veinte textos en los que se encuentran los motivos señalados, ordenados cronológicamente e intercalados con breves anotaciones sobre la biografía de cada autor y el momento de composición. Conviene apuntar que los textos no se reproducen, en la mayoría de los casos, al completo, sino que se opta por un fragmento representativo, como sucede con Don Quijote de la Mancha (1615), que por cuestiones obvias de espacio no se transcribe al completo y solo se resaltan varios párrafos del capítulo XLIX de la segunda parte. El libro se cierra con un epílogo en el que aparecen nueve lecturas, ya del siglo XXI, y que vienen a ilustrar cómo el motivo utópico perdura en la literatura en lengua española del presente y se extiende hacia el futuro.
El primer capítulo se centra en el periodo comprendido entre los siglos XVI y XVIII, desde el Tratado de República (1521), con el que se abre la antología, que es de Alonso de Castrillo hasta el Plan para la formación, organización y establecimiento de un gobierno libre e independiente en la América meridional (1790) de Francisco de Miranda. Mención aparte merece la utopía de Juan Maldonado, que se reivindica en el libro como la segunda que se publicó en Europa, y que sin embargo no se incluye en la selección al estar escrita en latín. En los años mencionados se atestigua cómo la narrativa utópica surgió en estrecha conexión con «la navegación atlántica y la exploración de las Indias» (1) y con la difusión de las ideas de Tomás Moro en su obra Utopía (1516). Así, se pone en evidencia que el utopismo hispano estuvo estrechamente vinculado a la modernidad, en línea con la relevancia de la monarquía española en la configuración del «Estado moderno» y como «organizadora del espacio americano».
Mientras que las primeras utopías ansiaban con devolver el orden a la vida política, económica y social, es decir, acabar con el peligro de inversión de las jerarquías, las que se recogen en el segundo capítulo van en consonancia con el periodo de revoluciones del siglo XIX, desde 1808, tanto en España como en los territorios de Ultramar. Estos textos responden, además, a la influencia de las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812 en el ideario utópico del liberalismo y el nacimiento de la «utopía socialista», de acuerdo con los avances del capitalismo industrial y la sociedad de clases. Se aprecia, por tanto, un nuevo tratamiento del tema, que coincide con el surgimiento de una utopía más popular, que se desarrollará sobre todo a partir de 1870 cuando se comiencen a consolidar los Estados nacionales.
Para las siguientes secciones del volumen, en las que se incluyen manifestaciones posteriores a tal fecha, los autores han convenido en dividir las experiencias utópicas entre España (capítulos 3 y 5) e Hispanoamérica (capítulos 4 y 6). Así, se muestra que en el primer espacio se experimentaron «sueños de regeneración y desastre» hasta 1939 y una reconstrucción desencantada hasta el año 2000, mientras que en el segundo se vivió el nacimiento de las nuevas repúblicas hasta los años cuarenta y cómo las utopías afrontan «las mistificaciones engendradas por los autoritarismos con la memoria histórica como un preciado instrumento de liberación» (359), experiencias que se relatan hasta el final del siglo XX. Esta distinción viene a responder a la singularidad de las vivencias de cada enclave, un hecho que permite, además, comparar la proyección de la utopía en cada lugar y bajo intereses idiosincráticos, que incluso se comenzarán a expresar en otras lenguas, como el llamativo caso de la traducción que se elabora de un texto chicano en inglés de 1969, incluido en el capítulo 6. La esfera hispana del motivo se completa con los textos del epílogo, con introducción de Hugo García y Emilio J. Gallardo-Saborido, en los que se refleja cómo el género utópico «continúa animando cientos de iniciativas y comunidades diversas» (438).
Este libro evidencia la existencia de un amplio y diverso utopismo de raíces hispanas desde el siglo XVI hasta nuestros días. Entre los textos que los autores han seleccionado, y en los que tienen cabida las eutopías, distopías, antiutopías y retrotopías, conceptos que se explican en la introducción, destacan algunos títulos universales de autores de diverso origen, siempre hispano y en su mayoría procedentes de las élites culturales dominantes, algunos más reconocidos que otros y con una presencia femenina muy tímida –menos que una decena– que convendría revisar y ampliar. Con todo, las voces de estos escritores nos permiten comprender las realidades que la colectividad se imaginaba y sobre las que satirizaba. Un utopismo que, en efecto, «sirve para caminar» y cuya historia en la literatura hispánica queda delimitada y reconstruida gracias al aporte de esta antología.