Si bien es admisible que algunas escrituras autoficcionales, trasladadas a la novela o la novela autobiográfica, han tendido a cobijar propuestas de éxito fácil, no lo es menos que ese facilismo se ha convertido a menudo en cliché crítico, consistente en tildar la autoficción de ejercicio autocomplaciente, cuando no de pasaporte a la banalidad o al éxtasis autofigurativo. Lejos de esto, en una línea que vindica la significación del yo hecho texto, se orientan desde hace años las publicaciones de Ana Casas Janices. Tras analizar en trabajos anteriores los procedimientos de hibridación discursiva e implicaciones intermediales dentro de la autoficción hispánica contemporánea, la investigadora de la Universidad de Alcalá se encarga ahora de explorar el entrecruzamiento que esta protagoniza con el discurso crítico de tenor más sociopolítico. Casas figura como editora de este volumen junto a Anna Forné, profesora de literatura hispanoamericana en la Universidad de Göteborg, especialista que ha firmado destacadas aportaciones en torno a aspectos autobiográficos, docuficción y estrategias autoficcionales. Ya desde el título mismo, el volumen se asienta no casualmente sobre dos ejes que se retroalimentan: la pasión de «lo real» que Alain Badiou invoca en una de sus lecciones (1999), incluidas luego en El siglo (2005Badiou, Alain , 2005. El siglo. Buenos Aires: Manantial.); y «la pasión del autor» que Slavoj Zizek proclama a partir del primero en Welcome to the Desert of the Real (2002Zizek, Slavoj , 2002. Welcome to the Desert of the Real! Five Essays on September 11 and Related Dates. London – New York: Verso.). En la medida en que la realidad habría perdido su capacidad legitimadora, «nada puede atestiguar que lo real es real, salvo el sistema de ficción en el cual representará el papel de real» (Badiou 2005Badiou, Alain , 2005. El siglo. Buenos Aires: Manantial., 75). Por su parte, en La intimidad como espectáculo (2008Sibilia, Paula , 2008. La intimidad como espectáculo. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.), Paula Sibilia observa en similares términos que esta, «para ser percibida como plenamente real, deberá intensificarse y ficcionalizarse con recursos mediáticos» (Sibilia 2008Sibilia, Paula , 2008. La intimidad como espectáculo. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica., 225).
En tal mandato de exasperación estaría análogamente involucrada la representación autorial. Y de ello da cumplida cuenta Ana Casas quien, en una amplia introducción, nos acompaña en un recorrido por las directrices teóricas que sustentan el volumen, así como por sus criterios de estructuración. En esta ocasión se responde al objetivo de atender «la dimensión crítica de la autoficción, basada en la articulación del yo con lo real» (16); para lograrlo, la distribución que propulsa el volumen no es geográfica ni genérica ni disciplinar, sino que (acertadamente) obedece a patrones de recurrencia conceptual o temática. Estos llevan, en consecuencia, a dividir en tres secciones los diecisiete trabajos del estudio reseñado. El primer bloque es el titulado «Herencias y (dis)continuidades ideológicas»: da cabida a cinco pesquisas que inciden en la posmemoria, el duelo y la memoria del daño, pero con un enfoque intermedial que agrega nuevas irisaciones a la reconfiguración narrativa de un pasado convulso. Magdalena Perkowska abre el volumen con una indagación sobre la fotografía incluida en textos «sin pacto previo explícito». Su inserción acarrea un cortocircuito representacional que problematiza la materia novelesca. En su exposición, la autora toma como soportes las novelas Ita (2018), de Mónica Albizúrez y La expansión del universo (2018), del uruguayo Ramiro Sanchiz, mostrando en qué grado pliegue y disyunción acentúan la indefinición ontológica de todo ejercicio autoficcional. Kristine Vanden Berghe y Rahel Teicher se acercan a Mi papá alemán. Una vida argentina (2018), de Mónica Müller desde el relato de filiación en clave restitutiva. Firman un informado trabajo que combina la teoría literaria con los estudios acerca del duelo y la posmemoria. Anna Forné nos lleva por la trilogía de documentales autoficcionales de Andrés di Tella. El aporte recorre su cinematografía en relación con el reciclaje y montaje de materiales de archivo, a fin de recalcar dos efectos: el de «accidentalidad», tanto como el de una presunta «falta de plan» para paliar huecos autobiográficos. La celebrada narración Conjunto vacío (2015) de Verónica Gerber es objeto de un doble abordaje dentro del libro. Nicolas Licata incide primero en esa intersección de lo autofigurativo con lo intermedial que usufructúa la novela; lo hace a la luz de Obra abierta, de Umberto Eco, postulando la apertura interpretativa como principio programático para dar cuenta del texto en tanto que piezas «abiertas en segundo grado». Lorena Amaro elige, por su parte, volcarse en la faz política del texto estableciendo una lectura en paralelo con Mudanza (2010). Recorta así los textos desde un régimen ecfrástico que, paradójicamente, remiten a un descreimiento estético, pero también político respecto a la facultad representativa del lenguaje.
El segundo bloque contiene seis contribuciones englobadas bajo el rótulo «Lugares de enunciación y disidencia sexual». Este apartado supone un ejemplo de diversidad genérica, al deslizarse por la novela, la biografía apócrifa, la novela gráfica, el teatro, la autobiografía o la serie televisiva online, situando lo autofigurativo en la línea de flotación de la heterodoxia sexual y los nuevos feminismos. Jordana Blejmar se acerca a Las malas (2019) de Camila Sosa Villada explorando con brillantez aristas varias de una novela que se debate entre la autoficción y la reescritura de géneros, sin excluir el tránsito por las escrituras posautónomas. Julio Prieto indaga en El affair Skeffington (1992, 2013), inclasificable pieza de María Moreno, para asediarla como «práctica de autofiguración transgenérica», en la doble vertiente de una poética textual y sexual. En esa dirección discurre la contribución de Alfredo Guzmán, quien analiza la vivencia de una corporalidad otra en sendos cómics de Femimutancia y Marcela Trujillo. En cierto modo, la alteridad ocupa el estudio de Mario de la Torre: este se centra en piezas teatrales autoficcionales del franco-uruguayo Sergio Blanco y el español Borja Ortiz de Gondra, que logran articular, cauces de enunciación gay heterodiscordantes. En claro diálogo está el trabajo de Gilberto Vásquez: en él se plantea la construcción de una intimidad «quebrada» por lo ficcional en La vida del revés (2016), de Luisgé Martín. Iván Gómez clausura el bloque prestando atención a dos series televisivas españolas, recientemente emitidas en plataformas online: By Ana Milán (2020) y Maricón perdido (2021). El artículo compara la sofisticación autoficcional de una y otra, unidas por estrategias de promoción paratextual que sus protagonistas desplegaron, en cuanto guionistas y creadoras de ellas.
El tercer bloque hace énfasis en las «posturas de autor/a y posicionamientos ético-políticos». Alberga cuatro estudios sobre la postura autorial de cinco destacadas escritoras; mientras que los dos finales desembarcan en cuestiones de autoficción teatral argentina y española. Meri Torras lo inicia indagando en las figuras desplazadas de Cristina Peri Rossi y Flavia Company. Su cometido es desentrañar las contrapuestas tácticas que disponen para subrayar una dimensión autorial performativa, que «encarnan un devenir ficción por su ficción» (261). La propuesta de Aina Pérez Fontdevila entronca con el planteo anterior en términos de dislocación: a través de tres textos narrativos de Cristina Morales busca localizar umbrales que la escritura de la española desquiciaría, entre la sumisión y la estrategia. El desplazamiento es también empleado como hilo conductor por Javier Alarcón en su artículo sobre la autora de origen argentino Clara Obligado. Apoyándose en la noción de postura literaria (Meizoz 2007Meizoz, Jerôme , 2007. Postures littéraires. Mises en scène modernes de l`áuteur. Genève: Slatkine.), la contribución recala en cómo administra su condición de «escritora extranjera» por las páginas de Una casa lejos de casa (2020). Patricia López-Gay sostiene fundadamente el signo transgenérico de la autoficción para, desde ese presupuesto, arrostrar la vivencia de lo autobiográfico en dos textos de Marta Sanz –Lección de anatomía (2009) y Clavícula (2017)–, a la luz de una corporalidad expandida. Mauricio Tossi recorre las líneas matrices de la autorrepresentación escénica para focalizar «axiologías del otro» que modifican los paradigmas actorales. Ahonda en dos títulos estrenados en 1998 y 2009, cuyos intérpretes (Federico León y Camila Sosa Villada) brindan un enfoque heteronormativo sobre el conflicto de Malvinas y el travestismo, respectivamente. Manuel Pérez Jiménez baja el telón del volumen incidiendo en el costado autoficcional de Fernando Arrabal: particularmente en «monodramas» de este siglo, insertos de forma ortodoxa en la estética surrealista. En ellos la figuración del yo no descansa en un mero trasvase actoral, sino en una proyección del subconsciente arrabaliano sobre otros actantes de la obra.
Desde una óptica más panorámica, el número de trabajos destinados a cada sección es similar, lo cual le da al volumen un equilibrio dentro de su estructura tripartita. Asimismo, destaca el criterio de ordenación de los estudios, que por momentos proporciona al conjunto una fisonomía casi monográfica, con un efecto de lectura muy unitario. Aunque no llega a precisarse expresamente la cronología que se pretende abarcar, es abrumador el tratamiento dispensado a obras del presente siglo. Prevalecen en esa cartografía estudios consagrados a textos argentinos, uruguayos y españoles, con incursiones atentas al campo cultural de México, Chile y Guatemala. En conclusión, con una edición pulcra y solvente, Pensar lo real […] nos entrega estudios profusos en datos, cuya calidad no decae en ningún momento, y que se hacen cargo de producciones con candente interés dentro de los círculos académicos. No hay duda de que, usadas con pertinencia, las ficcionalizaciones del yo suelen brindar una etnografía ambiciosa de la autoría, la escritura y aun de la lectura, atravesando distintas prácticas textuales y audiovisuales. A nuestro juicio, el estudio comentado lo ratifica con creces; a mayores, se iza como aporte inexcusable en la tesitura de iluminar una zona aún en relativa penumbra: la del discurso crítico coaligado con la autoficción. Este elenco de contribuciones constituye una prueba fehaciente de esa exitosa alianza.