La poesía de Jon Juaristi (Bilbao, 1951) solo puede comprenderse en profundidad cuando se estudia a la luz de sus ensayos, su obra periodística y sus escritos memorialísticos. De hecho, en una fecha relativamente temprana de su trayectoria creadora –solamente había publicado sus dos primeros libros de poemas, Diario del poeta recién cansado (1985Juaristi, Jon. 1985. Diario del poeta recién cansado. Pamplona: Pamiela.) y Suma de varia intención (1987Juaristi, Jon. 1987. Suma de varia intención. Pamplona: Pamiela.), y todavía no habían visto la luz sus principales libros en prosa–, afirmó que le gustaría que sus poemas «fuesen sólo ilustraciones o glosas de las ideas que he expuesto en mis libros y artículos de crítica y pensamiento» (García Martín 1988García Martín, José Luis, ed. 1988. La generación de los ochenta. Valencia: Consorci d’Editors Valencians., 78; Juaristi 1999bJuaristi, Jon. 1999b. Sermo humilis (Poesía y poéticas). Editado por María Bueno Martínez. Granada: Diputación de Granada., 49). Este propósito del autor, estrechamente ligado a su defensa de que el poema debe tener «una determinada solidez conceptual» (Juaristi 1999bJuaristi, Jon. 1999b. Sermo humilis (Poesía y poéticas). Editado por María Bueno Martínez. Granada: Diputación de Granada., 85), se ha mantenido a lo largo de toda su obra (algunas muestras de los vínculos entre sus poemas y sus textos en prosa han sido señaladas por Olay Valdés 2021Olay Valdés, Rodrigo. 2021. «Cantar del destierro: la poesía de Jon Juaristi». En Cantar del destierro, Jon Juaristi, editado por Rodrigo Olay Valdés, 7-52. Sevilla: Renacimiento., 41-45). Así pues, la poesía de Juaristi se ha visto enriquecida por sus vertientes, por un lado, docente e investigadora, como catedrático de Filología Española de la Universidad del País Vasco y de la Universidad de Alcalá, y, por otro, como pensador que ha creado una importante obra ensayística, a cuyos principales títulos se recurrirá a lo largo de este artículo.
Tampoco puede olvidarse que los poemas de Juaristi construyen «el personaje de un poeta cívico, que se presenta como epónimo de ese país cuya historia se escribe, cuyo proceso histórico se construye a través de la escritura, y reivindica una tradición histórica, cultural y literaria determinada» (Lanz 2009Lanz, Juan José. 2009. «Juegos intertextuales en la poesía española actual: algunos ejemplos». Anuario Brasileño de Estudios Hispánicos XIX: 49-66. Accesible en: https://addi.ehu.es/handle/10810/11754, 62-63). Araceli Iravedra ha señalado cómo sus primeros libros depararon al autor «el unánime calificativo de “poeta civil”, ya que ponen en primerísimo plano la historia colectiva de la tierra propia» (2016Iravedra, Araceli. 2016. Hacia la democracia. La nueva poesía (1968-2000). Madrid: Visor., 437). No en vano, la obra de Juaristi, tanto poética como en prosa, es inseparable de la historia contemporánea del País Vasco y de la biografía del autor, que a partir de su intensa evolución ideológica ha firmado ensayos que aúnan el valor literario y el interés interpretativo de la realidad del nacionalismo y del terrorismo de ETA (Euskadi Ta Askatasuna, es decir, Euskadi y Libertad). Respecto a dicha evolución, baste, como aproximación inicial, esta síntesis del propio escritor:
A los 16 años me captaron en ETA, a través de mis primos. Mi paso por ella fue de una candidez absoluta en una situación de dictadura realmente dura. No me arrepiento de aquello, pero deploro el tiempo perdido. Después, milité en el Partido Comunista de España, en Euskadiko Ezkerra y en el PSOE-PSE. Actualmente estoy en posiciones conservadoras, en un liberalismo convencional, pero no milito en ningún partido ni lo volveré a hacer1
Antes de examinar el poema, ha de aclararse que la participación de Juaristi en la banda no pasó de «la difusión de materiales de la propaganda y algunas tareas de información», y que su acción más significativa fue «su ayuda en los contactos con una rama del carlismo que derivó al antifranquismo y buscaba la colaboración con ETA» (Oliynyk 2017Oliynyk, Nazar. 2017. «Escuchando las voces ancestrales. La etapa patriótica de Jon Juaristi y su disidencia del nacionalismo vasco». Aportes. Revista de Historia Contemporánea 95: 47-81. Accesible en: https://revistaaportes.com/index.php/aportes/article/view/294/192, 62). Asimismo, con el paso de los años, el autor se implicó con firmeza en la resistencia contra el terrorismo y contra quienes consideraba que eran cómplices o lo combatían con tibieza, colaborando en plataformas cívicas como el Foro de Ermua (Juaristi 2006Juaristi, Jon. 2006. Cambio de destino. Memorias. Barcelona: Seix Barral., 385-387; Savater 2003Savater, Fernando. 2003. Mira por dónde. Autobiografía razonada. Madrid: Santillana., 360 y ss.).
De este modo, será necesario tener muy presente la biografía y el conjunto de la obra de Juaristi para comprender un poema como «Spoon River, Euskadi», de Suma de varia intención (1987Juaristi, Jon. 1987. Suma de varia intención. Pamplona: Pamiela.): «¿Te preguntas, viajero, por qué hemos muerto jóvenes, / y por qué hemos matado tan estúpidamente? / Nuestros padres mintieron: eso es todo» (Juaristi, 2023, 75)2
El objetivo será analizar dichos versos para entender 1) la relación de transtextualidad respecto al dístico de Rudyard Kipling que Juaristi libremente traduce y reescribe: «If any question why we died, / Tell them, because our fathers lied» (Kipling 2015Kipling, Rudyard. 2015. Stories and Poems, Editado por Daniel Karling. 1.ª ed. 1999. Nueva York: Oxford University Press., 513), 2) sus características en el marco del género del epitafio, 3) y su significado en el contexto de la historia contemporánea del País Vasco y de la biografía del poeta. Respecto a este último aspecto, la interpretación comúnmente aceptada ve en dichos versos un epitafio de la propia generación de Juaristi, que situaría en el adoctrinamiento realizado por generaciones precedentes a la suya la causa del surgimiento de la violencia de la banda terrorista ETA. El escritor parece interpretarlo con este sentido en uno de sus ensayos (Juaristi 2002Juaristi, Jon. 2002. La tribu atribulada. El nacionalismo vasco explicado a mi padre. Madrid: Espasa., 9-10) –así lo entiende Olay Valdés 2021, 42-43–, y esa interpretación a priori evidente aparece en distintos estudios historiográficos (Fernández Soldevilla 2017bFernández Soldevilla, Gaizka. 2017b. «Otoño del 59. Los “primeros pinitos” de ETA», Grand Place. Pensamiento y Cultura / Pentsamendua eta Kultura 8: 197-207., 203; Oliynyk 2017Oliynyk, Nazar. 2017. «Escuchando las voces ancestrales. La etapa patriótica de Jon Juaristi y su disidencia del nacionalismo vasco». Aportes. Revista de Historia Contemporánea 95: 47-81. Accesible en: https://revistaaportes.com/index.php/aportes/article/view/294/192, 47 y 53; Rivera Blanco y Gómez Calvo 2017Rivera Blanco, Antonio, y Javier Gómez Calvo. 2017. «Siempre se recuerda lo que nunca ocurrió: represión franquista y memoria colectiva en el País Vasco». En Violência política no século XX. Um balanço, coordinado por Sofia Ferreira, João Madeira y Pau Casanellas, 715-726. Lisboa: Instituto de História Contemporânea., 715-716; Vidal Bouzon 2013Vidal Bouzon, Álvaro J. 2013. «The tragedy of constitutions: map, territory, land and Spain 1978». En 1812 Echoes. The Cadiz Constitution in Hispanic History, Culture and Politics, editado por Stephen G. H. Roberts y Adam Sharman, 366-393. Newcastle upon Tyne: Cambridge Scholars., 366-370), en un trabajo sobre el psicoanálisis y el nacionalismo (Viar 1998Viar, Iñaki. 1998. «Estragos del discurso: Notas sobre la violencia en el País Vasco». En Trauma y discurso. Estudios Psicoanalíticos, 4, VV. AA., 159-176. Madrid/Málaga: Eolia/Miguel Gómez., 176); el propio Iñaki Viar aclara que el término «padres» tiene para él «un sentido metafórico, como la “metáfora paterna” de Lacan»3
Al abordar la relación de los versos de Juaristi con los de Kipling, tomaré como marco conceptual la categorización de Gérard Genette sobre lo que el estudioso denominó relaciones de «transtextualidad». Aunque no se llevará a cabo un análisis genettiano, sí que se recurrirá a algunos de sus conceptos, pues, dada la diversidad de posibles enfoques, es preciso que los términos que aparezcan a lo largo del análisis estén claramente diferenciados y que no se produzcan mixtificaciones (para un estado de la cuestión sobre la intertextualidad, que tiene en cuenta las aportaciones de Julia Kristeva, Graciela Reyes, el propio Genette o José Enrique Martínez, Ferrari 2014Ferrari, Marta B. 2014. «“Un constante regreso”: la escritura intertextual de Ángel González». Prosemas. Revista de Estudios Poéticos 1: 85-109., 85-92). De esta forma, se tendrán en cuenta tres de los cinco tipos de transtextualidad establecidos por Genette (1989Genette, Gérard. 1989. Palimpsestos. La literatura en segundo grado. Traducido por Celia Fernández Prieto. Madrid: Taurus., 10-17): la intertextualidad como un concepto restrictivo, por ejemplo, citas con comillas, con o sin referencia precisa, y alusiones; la hipertextualidad o relación global, por transformación o imitación, entre un hipertexto y el texto del que depende; y la architextualidad, o relación de un texto con la tradición a la que pertenece, géneros literarios, retóricas, poéticas.
En todo caso, más allá del procedimiento formal empleado por el poeta, lo que interesará aquí es analizar sus versos desde una perspectiva amplia, que tenga presente el conjunto de la obra del autor, su vida y su evolución intelectual.
1. EN DIÁLOGO CON EDGAR LEE MASTERS Y KIPLING
⌅Como señala Juan José Lanz, Juaristi «es un poeta que ha jugado en sus poemas constantemente con referencias, explícitas o tácitas, a otros textos y que ha llevado hasta el extremo buena parte de esa concepción del texto poético como un juego de ecos, citas y alusiones», de tal modo que el poeta logra construir «un entramado irónico que consigue distanciar la emotividad sentimental» (2009Lanz, Juan José. 2009. «Juegos intertextuales en la poesía española actual: algunos ejemplos». Anuario Brasileño de Estudios Hispánicos XIX: 49-66. Accesible en: https://addi.ehu.es/handle/10810/11754, 61). Muestras de ello son algunos de los títulos de sus libros, como Diario del poeta recién cansado, Suma de varia intención y Arte de marear (1988Juaristi, Jon. 1988. Arte de marear. Madrid: Hiperión.), que consiguen dicho distanciamiento emocional a partir de títulos de Juan Ramón Jiménez, Pedro Mexía y Fray Antonio de Guevara, respectivamente. En cuanto a los poemas, buenos ejemplos serían «MCMLIV», que tiene ecos de Dante, Miguel de Unamuno, Antonio Machado, T. S. Eliot, Blas de Otero o Jaime Gil de Biedma, y «Veinticinco pluvioso», que no puede entenderse sin tener en cuenta las referencias a Thomas Hobbes, Sigmund Freud, Emmanuel Lévinas o René Girard (dichas composiciones han sido estudiadas por Lanz 2009Lanz, Juan José. 2009. «Juegos intertextuales en la poesía española actual: algunos ejemplos». Anuario Brasileño de Estudios Hispánicos XIX: 49-66. Accesible en: https://addi.ehu.es/handle/10810/11754, 61-66, y Núñez Díaz 2023Núñez Díaz, Pablo. 2023. «Poesía e historia en Jon Juaristi: un poema a Francisco Tomás y Valiente». En La esperanza entre cenizas. Compromiso, identidad y texto en la poesía española de los siglos XX y XXI, editado por Juan José Lanz y Natalia Vara Ferrero, 403-430. Sevilla: Renacimiento., respectivamente). Y un ejemplo que encierra una riqueza transtextual difícilmente superable con tan pocos versos es el poema que nos ocupa.
«Spoon River, Euskadi» establece una relación de carácter dialógico con al menos dos autores: Edgar Lee Masters (Garnett, Kansas, 1868-Melrose Park, Pensilvania, 1950) y Rudyard Kipling (Bombay, 1865-Londres, 1936). Al primero remite el título, «Spoon River, Euskadi», pues Juaristi dota de una significación nueva al título del libro de Masters Spoon River Anthology (1915) (Masters 1993Masters, Edgar Lee. 1993. Antología de Spoon River, Editado por Jesús López Pacheco; traducido por Jesús López Pacheco y Fabio L. Lázaro. Madrid: Cátedra.), obra inspirada en la Antología Palatina que, a través de los epitafios del cementerio de un pueblo imaginario –no existe un pueblo con dicho nombre, aunque sí el río Spoon, afluente del Illinois–, supone una antología «de voces de muertos», un microcosmos que refleja el país entero (López Pacheco 1993López Pacheco, Jesús. 1993. «Introducción». En Antología de Spoon River, Edgar Lee Masters, editado por Jesús López Pacheco; traducido por Jesús López Pacheco y Fabio L. Lázaro, 7-39. Madrid: Cátedra., 11-12). La vinculación entre el título de Juaristi y la obra de Masters ha sido señalada por Luis Bagué Quílez (2006Bagué Quílez, Luis. 2006. Poesía en pie de paz. Modos del compromiso hacia el tercer milenio. Valencia: Pre-Textos., 170-171) o Ana Gandara Sorarrain (2020Gandara Sorarrain, Ana. 2020. «Jon Juaristi y la concepción modernista de la nación, el nacionalismo y la tradición vasca (1985-1990). Un análisis etno-simbolista», Revista de Literatura LXXXII, 163: 257-276. Accesible en: 10.3989/revliteratura.2020.01.011, 263), entre otros. Como comenta esta última investigadora (2020Gandara Sorarrain, Ana. 2020. «Jon Juaristi y la concepción modernista de la nación, el nacionalismo y la tradición vasca (1985-1990). Un análisis etno-simbolista», Revista de Literatura LXXXII, 163: 257-276. Accesible en: 10.3989/revliteratura.2020.01.011, 263), con la referencia al libro de poemas de Masters, «se co-rrelaciona el carácter ficcional proyectado sobre la aldea desaparecida Spoon River en Euskadi y, a su vez, la rememoración de sus habitantes ya muertos con la de los antepasados en Euskadi», de tal modo que Juaristi crea «un paralelismo evidente entre los habitantes desaparecidos de la ciudad imaginada y los antepasados –desaparecidos– de Euskadi –imaginada–». Estamos ante un caso de architextualidad, porque Juaristi remite expresamente en el título al libro de epitafios de Masters, y los versos reescriben un epitafio de Kipling, con todo lo que esto conlleva a la hora de situarnos ante una tradición concreta: la escritura epitáfica. El poema queda vinculado a las categorías generales de esta, como el tipo de discurso, el modo de enunciación o el género (Genette 1989Genette, Gérard. 1989. Palimpsestos. La literatura en segundo grado. Traducido por Celia Fernández Prieto. Madrid: Taurus., 9).
Algunos de los poemas de Spoon River Anthology refuerzan la vinculación de este libro con «Spoon River, Euskadi», que se sostendría, por tanto, más allá del título. En primer lugar, «Knowlt Hoheimer» (Masters 1993Masters, Edgar Lee. 1993. Antología de Spoon River, Editado por Jesús López Pacheco; traducido por Jesús López Pacheco y Fabio L. Lázaro. Madrid: Cátedra., 82), en el que el primer muerto de la batalla Missionary Ridge, de la Guerra de Secesión, desconoce el significado del lema inscrito en el pedestal de su tumba, «Pro Patria», lo que demuestra su incomprensión del sentido de su sacrificio. El caso del protagonista de los versos de Juaristi sería distinto, al tener la convicción de que abrazó una mentira. En segundo lugar, «Harry Wilmans» (Masters 1993Masters, Edgar Lee. 1993. Antología de Spoon River, Editado por Jesús López Pacheco; traducido por Jesús López Pacheco y Fabio L. Lázaro. Madrid: Cátedra., 262), que a los veintiún años se va a la guerra porque le convencen de que hay que defender «el honor de la bandera» y, tras la dura experiencia bélica y su caída en combate, yace cubierto por ella. López Pacheco, en su nota a este poema, indica que se trataría de un muerto de la Guerra Hispano-norteamericana (1898-1899) (Masters 1993Masters, Edgar Lee. 1993. Antología de Spoon River, Editado por Jesús López Pacheco; traducido por Jesús López Pacheco y Fabio L. Lázaro. Madrid: Cátedra., 262, nota). Lo más significativo para el tema que nos concierne es que el padre de Harry Wilmans trata de impedir que vaya a la guerra: «Y me fui a la guerra desoyendo a mi padre». La persona que ha convencido al joven no es de su familia: se trata del «superintendente de la Escuela Dominical» –de una iglesia protestante– que pronunció un aplaudido discurso en un teatro mientras agitaba una bandera. En tercer lugar, han de tenerse en cuenta dos epitafios que ofrecen dos perspectivas distintas sobre la muerte de Harry Wilmans: el de «John Wasson» (Masters 1993Masters, Edgar Lee. 1993. Antología de Spoon River, Editado por Jesús López Pacheco; traducido por Jesús López Pacheco y Fabio L. Lázaro. Madrid: Cátedra., 263), soldado de la Guerra de la Independencia que, junto con su mujer, pasó la última parte de su vida en Spoon River ayudando a la construcción del pueblo y soportando adversidades, y que actúa como voz ancestral que ensalza la acción de Wilmans –«¡Si Harry Wilmans, que luchó contra los filipinos, / va a tener una bandera sobre tu tumba, / que sea la mía!»–; y «Godwin James» (Masters 1993Masters, Edgar Lee. 1993. Antología de Spoon River, Editado por Jesús López Pacheco; traducido por Jesús López Pacheco y Fabio L. Lázaro. Madrid: Cátedra., 265), que sostiene haber sufrido una experiencia bélica más dura que la de Wilmans, pero se identifica con él por sufrir una incertidumbre similar: «Tú y yo, Harry Wilmans, hemos caído / cada cual a su manera, sin llegar a distinguir / el bien del mal, la derrota de la victoria, / ni qué cara es la que sonríe / detrás de la máscara demoníaca». Por último, «Muchos soldados» muestra que los motivos para ir a la guerra podían ser las expectativas para el futuro y los deseos internos, pero también una fuerza «que nos empujaba desde detrás, / que era la Todopoderosa mano de la Vida, / como el fuego del centro de la Tierra que hace las montañas / o las aguas subterráneas que las socavan» (Masters 1993Masters, Edgar Lee. 1993. Antología de Spoon River, Editado por Jesús López Pacheco; traducido por Jesús López Pacheco y Fabio L. Lázaro. Madrid: Cátedra., 264). Más adelante volveré sobre este aspecto.
Ahora bien, si el territorio y los muertos de los epitafios de Edgar Lee Masters resitúan la perspectiva del lector respecto al País Vasco, al enmarcar los versos en un contexto de voces fantasmales que comparten su verdad última, no puede olvidarse que los versos mismos ya no tienen como referencia a Masters, sino, como ya se ha adelantado, a Kipling. Así lo explica el propio escritor (Juaristi 2002Juaristi, Jon. 2002. La tribu atribulada. El nacionalismo vasco explicado a mi padre. Madrid: Espasa., 9-10), y así lo indican también García-Máiquez7
El hijo varón de Kipling, John, o «Jack», murió en combate en la I Guerra Mundial, el 27 de septiembre de 1915. En concreto, el joven John cayó en la batalla de Loos, en la que británicos y franceses combatieron juntos a los alemanes al norte del país galo. Sus restos nunca fueron encontrados. Como indica David Bradshaw (2011Bradshaw, David. 2011. «Kipling and war». En The Cambridge Companion to Rudyard Kipling, editado por Howard J. Booth, 80-94. Nueva York: Cambridge University Press., 88), John había sido declarado no apto para el servicio militar en dos ocasiones por sus problemas de visión, pero Kipling se valió de sus contactos para conseguir que fuera alistado en el regimiento Irish Guards. Debido a estas trágicas circunstancias, «Kipling would never really emerge from the ‘dark defile’ of this guilt-stricken grief for John» (Bradshaw 2011Bradshaw, David. 2011. «Kipling and war». En The Cambridge Companion to Rudyard Kipling, editado por Howard J. Booth, 80-94. Nueva York: Cambridge University Press., 88). Recientemente, Pierre Assouline (2021Assouline, Pierre. 2021. Tu seras un homme, mon fils. París: Gallimard (Folio).) se ha acercado de manera novelada a la vida del autor y al duro golpe que supuso la muerte de su hijo. No hay que olvidar el papel de Kipling como escritor del imperio, que enalteció, al menos ocasionalmente, la guerra, aunque en una entrevista de 1913 llegara a afirmar que no había más «romance or glamour in war» (Bradshaw 2011Bradshaw, David. 2011. «Kipling and war». En The Cambridge Companion to Rudyard Kipling, editado por Howard J. Booth, 80-94. Nueva York: Cambridge University Press., 83). Se comprenden, por tanto, las connotaciones de los «Epitaphs of the War», publicados cuatro años después de la muerte de su hijo, y en concreto del epitafio que nos ocupa, «Common Form»8
Here, speaking for the betrayed dead, Kipling simultaneously reiterates his earlier attacks on the Conservative and Liberal Old Guard, glances at the anti-war poetry starting to surface during 1917 and 1918, and implicitly includes himself among the lying fathers.
Como puede verse, no solo están presentes la crítica a los gobiernos que llevaron a la guerra y el escepticismo hacia la contienda bélica, sino que además Kipling se incluye implícitamente entre esos padres que mintieron –más adelante veremos si Juaristi se incluye o no–. «Common Form» encierra, por tanto, la evolución ideológica y las experiencias vitales de su autor. Al dar voz al hijo, Kipling no hace sino proyectar su propio desengaño. Pero el sujeto poemático de «Spoon River, Euskadi» da un paso más: reconoce que tanto él como sus coetáneos han matado «estúpidamente». El poeta español opera sobre el hipotexto mediante extensión, pasando de dos a tres versos. Puede entenderse que en los versos de Kipling solo importan las muertes de los soldados británicos; en los de Juaristi, el foco se pone también en las víctimas de los atentados, o incluso se pone más en ellas, ya que el adverbio hace que su muerte aparezca como absurda e injusta. Además, si los versos de Kipling cuestionan la I Guerra Mundial cuando esta ya ha concluido, los versos de Juaristi rechazan el terrorismo etarra mientras ETA se encuentra en plena actividad armada. Prueba de ello es que, en 1987, año en que ve la luz Suma de varia intención, ETA asesinó a veintiuna personas con un coche bomba en el atentado de Hipercor, en Barcelona, uno de los más sangrientos cometidos por la banda (García de Cortázar y Lorenzo Espinosa 2000García de Cortázar, Fernando, y José M.ª Lorenzo Espinosa. (2000). Historia del País Vasco. De los orígenes a nuestros días. 5.ª ed. San Sebastián: Txertoa., 295).
Por otro lado, el poema de Juaristi añade el adjetivo «jóvenes», que intensifica la emotividad del poema, dentro de su contención.
2. UN EPITAFIO CON REFERENCIA AL CAMINANTE Y CON PUNTA
⌅La Antología griega, principal fuente de epitafios de la literatura grecolatina, ha tenido una influencia significativa en la poesía española contemporánea. Begoña Ortega Villaro, que ha estudiado su presencia en poetas del último cuarto del siglo XX, sintetiza así los temas que se hallan en los epitafios del Libro VII de la Antología:
La injusticia y la envidia de Hades, la inexistencia del más allá, el valor de los que se van, el dolor de los que se quedan, se expresan en el tono orgulloso de la ciudad, en el lamento del marido o el amigo, en la broma del satírico. Pero en muchos de ellos se refleja el tono elegíaco que está en la génesis del epigrama como género, una reflexión sobre la vida en el momento de la muerte, que puede, a su vez, llevar a la desesperación, o también a amar con más intensidad la vida, precisamente por su fugacidad y su precariedad (2001Ortega Villaro, Begoña. 2001. «La “Antología griega” en la poesía española contemporánea». Minerva. Revista de Filología Clásica 15: 207-218. Accesible en: https://revistas.uva.es/index.php/minerva/article/view/2849, 212).
Sin duda, algunos de estos aspectos están presentes en los versos de Juaristi, que reflexionan sobre el hecho más importante de la vida tanto del sujeto poemático como de sus compañeros de lucha (el protagonista del poema es colectivo): el hecho mismo que los llevó a asesinar y a morir prematuramente. De igual modo, «Spoon River, Euskadi» tiene un tono reflexivo que no abandona la claridad, otro de los elementos de los epitafios modernos que para Ortega Villaro encuentran «digno modelo en los epitafios clásicos» (2005Ortega Villaro, Begoña. 2005. «Visiones, revisiones y (per)versiones del epigrama en las últimas generaciones poéticas». En Orfeo XXI. Poesía española contemporánea y tradición clásica, editado por Pedro Conde Parrado y Javier García Rodríguez, 11-28. Valladolid – Gijón: Cátedra Miguel Delibes – Llibros del Pexe., 21).
La investigadora menciona otras dos cuestiones relevantes: «la referencia al caminante», que sería otro modo –además del tono elegíaco– de confesar que se está reutilizando el modelo de los epitafios clásicos, y que en este caso es un «viajero», al que los versos interpelan directamente: «¿Te preguntas, viajero, por qué hemos muerto jóvenes…?». Tal vez la palabra «viajero» permita en este caso pensar con mayor facilitad en receptores de fuera del País Vasco, de modo que el poeta estaría contando su versión del conflicto a quienes no lo conocen de cerca, y no a los ciudadanos que lo han protagonizado o padecido. De esta forma, la perspectiva se amplía claramente. En el epitafio de Kipling la voz fantasmal habla a los convecinos y les da una respuesta para cualquiera que pregunte. Pero recordemos que en el poema de Juaristi no hay convecinos, porque ya desde el título nos ha situado en Spoon River, y por tanto es un pueblo irreal y abandonado. No hay comunicación posible con los compatriotas: solo con el viajero curioso que pasee por el camposanto y quiera conocer lo ocurrido.
Un rasgo que define al epigrama en sentido moderno, pero que en los epitafios puede no estar presente, es «la punta» o «la agudeza» (Ortega Villaro 2005Ortega Villaro, Begoña. 2005. «Visiones, revisiones y (per)versiones del epigrama en las últimas generaciones poéticas». En Orfeo XXI. Poesía española contemporánea y tradición clásica, editado por Pedro Conde Parrado y Javier García Rodríguez, 11-28. Valladolid – Gijón: Cátedra Miguel Delibes – Llibros del Pexe., 13 y 23), precisamente lo que hace memorable a «Spoon River, Euskadi»: «Nuestros padres mintieron: eso es todo». En el relato genesíaco de la creación, las víctimas de la mentira son los primeros padres, Adán y Eva, que pierden el paraíso terrenal por creer a la serpiente: «De ninguna manera moriréis» (Génesis 3, 4). En los poemas de Kipling y de Juaristi, una generación ha tomado las armas por la mentira de sus padres. El verso final del poeta español es todavía más punzante, al cerrarse con la frase «[e]so es todo», que puede entenderse como hipérbole.
En una mentira se resume la causa de la alegórica caída de Adán y Eva. En las mentiras de unos «padres» –en seguida indagaremos en quiénes podrían ser estos padres– radicaría la explicación de la violencia etarra. Más aún: la punta supone en este caso una sátira contra el nacionalismo, pues, siguiendo lo expuesto por el autor en sus ensayos, el engaño no estaría solo en tomar las armas, sino en la propia creación y transmisión del «bucle melancólico» que da título a su conocido libro de 1997, que fue Premio Nacional de Ensayo al año siguiente. En esta obra, «Juaristi argumentaba que el “victimismo” nacionalista, nacido de la melancolía por una patria supuestamente perdida, estaba en la raíz del irredentismo que inspiraba y definía todo el nacionalismo, del PNV a ETA» (Fusi 2006Fusi, Juan Pablo. 2006. Identidades proscritas. El no nacionalismo en las sociedades nacionalistas. Barcelona: Seix Barral., 77) (sobre el contexto histórico en el que fue escrito El bucle melancólico y sobre su repercusión, Fernández Soldevilla y Oliynyk, 2022Fernández Soldevilla, Gaizka, y Nazar Oliynyk. 2022. «El bucle melancólico en su contexto». En Tu voz en muchas voces. Escritos en homenaje a Jon Juaristi, editado por Iván Igartua y Jesús Antonio Cid, 235-252. Leioa: Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea.).
En la Atenas del siglo V a. C. los hechos históricos y las «grandes ideas» quedaron reflejados en los textos literarios, mientras que en las inscripciones se consignaron «los detalles, los datos concretos, la redacción literal de la ley o el decreto, las cifras, los personajes secundarios, los sucesos paralelos, las consecuencias en los distintos lugares y ámbitos de la vida de las ciudades griegas», así como el «mundo privado y cotidiano» (Rodríguez Somolinos 2003Rodríguez Somolinos, Helena. 2003. «La epigrafía de Atenas en la época de Pericles». En El Partenón en los orígenes de Europa, editado por Francisco Rodríguez Adrados y Juan Rodríguez Somolinos, 53-81. Madrid: CSIC., 81). En el epitafio «Spoon River, Euskadi» sucede lo contrario, ya que aborda un hecho histórico de máxima relevancia en la historia contemporánea de España, y lo hace con una idea profunda sobre las razones últimas o los motivos. Juaristi no ofrece una perspectiva privada, ni pone una lupa sobre cualquier detalle cotidiano. Más bien, en la línea de Kipling, y yendo incluso más allá que él, como veremos, ha firmado un epitafio sobre uno de los asuntos trascendentales de la polis, que tuvo consecuencias drásticas en las vidas de los ciudadanos.
3. LA MENTIRA Y LOS PADRES
⌅Para interpretar «Spoon River, Euskadi» es preciso revisar la obra ensayística, autobiográfica y periodística del autor, con el fin de dilucidar quiénes son los padres que mintieron, quiénes son los hijos víctimas de la mentira, e, ineludiblemente unido a ambos aspectos, en qué consistió el embuste. De este modo, se podrá ver cuál es la explicación más coherente con el pensamiento de Juaristi, con sus recuerdos y con su discurso cívico. Sirvan, como primer acercamiento, estas palabras de José María Calleja (2001Calleja, José María. 2001. ¡Arriba Euskadi! La vida diaria en el País Vasco. Madrid: Espasa Calpe., 96), periodista experto en el conflicto vasco, que dan una idea sobre cómo podían interpretarse los versos que nos ocupan desde un análisis de la situación política de comienzos del siglo XXI:
Este breve poema […] es una buena síntesis para arrancar en el intento de analizar por qué existe una comunidad nacionalista, ideológica y también religiosa en muchos casos, que teje una red tupida, de espacios cerrados, por la que no caben los análisis de los otros, de los otros que ponen a las personas en el centro de la reflexión política, de los otros que parten de la certeza de la diversidad, que constatan la necesidad de convivir con los demás aunque solo sea por el placer de discutir con ellos, que subrayan que la democracia lleva implícito el conflicto y constituye la forma más civilizada de resolverlo, o de convivir con él sin llegar a las manos.
Pero el poema, como sabemos, se publicó en 1987, por lo que, al margen de legítimas interpretaciones para épocas posteriores, ha de referirse a una época anterior a 2001. Por ello, hay que detenerse, en primer lugar, en la ETA revolucionaria de la que Juaristi formó parte durante algunos años de su juventud. El ensayista ha explicado que había un nacionalismo inicial de ETA que procedía de una tradición federal y laicista, y otro, de carácter revolucionario, que es el que se impuso en la V Asamblea de la banda (1966-1967). Este nacionalismo, defendido por los hermanos José Antonio y Javier Echevarrieta, partía «del aranismo radical de Elías Gallastegui y del núcleo de Jagi-Jagi!» (Juaristi 2013Juaristi, Jon. 2013.Historia mínima del País Vasco. Madrid – México D. F.: Turner – El Colegio de México., 322). Jagi-Jagi (en español, «Arriba-Arriba») fue una escisión radical del Partido Nacionalista Vasco (PNV) que se produjo entre diciembre de 1933 y mayo de 1934 como reacción frente al autonomismo. Tomó el nombre del semanario que editaban los miembros de dicho movimiento encabezado por Gallastegui (Bilbao, 1892-Donibane Lohizune, 1974), cuyo nombre oficial fue Euzkadi Mendigoxale Batza (EMB), es decir, Federación de Montañeros de Euskadi (sobre dicha escisión, véase Fernández Soldevilla 2017aFernández Soldevilla, Gaizka. 2017a. «De Aberri a ETA, pasando por Venezuela. Rupturas y continuidades en el nacionalismo vasco radical (1921-1977)» Bulletin d'Histoire Contemporaine de l’Espagne 51: 219-264., 227). Juaristi señala que a Gallastegui –conocido como «Gudari»– «le repugnaba la sola idea de la autonomía»:
De la experiencia del nacionalismo irlandés infería que los autonomistas traicionan siempre el ideal nacionalista y dividen al pueblo. Como los fascistas de su tiempo, pensaba que todas las energías de este debían emplearse en una guerra contra el enemigo exterior
(Juaristi 2013Juaristi, Jon. 2013.Historia mínima del País Vasco. Madrid – México D. F.: Turner – El Colegio de México., 322).
El radicalismo de Gallastegui no solo habría derivado en el terrorismo de ETA, sino que además se habría transmitido de padres a hijos. En El bucle melancólico, Juaristi afirmaba conocer a viejos seguidores de «Gudari» que en aquel momento pasaban de los ochenta años, y que era raro el que no había tenido o tenía «algún hijo o algún nieto en ETA». De ahí que Juaristi asegurara que «[l]a religión nacionalista […] se ha transmitido a las generaciones más jóvenes, de un modo u otro, entre las paredes de sus hogares. Como en el caso de Gallastegui. O en el de mi abuelo» (Juaristi 1997Juaristi, Jon. 1997. El bucle melancólico. Historias de nacionalistas vascos. 4.ª ed. Madrid: Espasa., 267 y 268).
El poeta ha dado suficientes detalles sobre cómo se fue produciendo en su caso la adopción de la ideología nacionalista, fundamentalmente, en tres obras: los ensayos El bucle melancólico (1997Juaristi, Jon. 1997. El bucle melancólico. Historias de nacionalistas vascos. 4.ª ed. Madrid: Espasa.) y La tribu atribulada. El nacionalismo vasco explicado a mi padre (2002Juaristi, Jon. 2002. La tribu atribulada. El nacionalismo vasco explicado a mi padre. Madrid: Espasa.), y sus memorias, Cambio de destino (2006Juaristi, Jon. 2006. Cambio de destino. Memorias. Barcelona: Seix Barral.) (para un análisis detallado del proceso de socialización nacionalista de Juaristi, véase Oliynyk, 2017Oliynyk, Nazar. 2017. «Escuchando las voces ancestrales. La etapa patriótica de Jon Juaristi y su disidencia del nacionalismo vasco». Aportes. Revista de Historia Contemporánea 95: 47-81. Accesible en: https://revistaaportes.com/index.php/aportes/article/view/294/192). El autor se impregnó de dicha ideología, como él mismo señala, a través de su abuelo Pablo Juaristi, militante del PNV y amigo de Gallastegui (Juaristi 2006Juaristi, Jon. 2006. Cambio de destino. Memorias. Barcelona: Seix Barral., 27). Se trata, por tanto, del abuelo paterno. El materno, José Linacero, con el que pasa mucho tiempo de niño, no era nacionalista, sino «un prietista, adepto de la coalición republicano-socialista» (2006Juaristi, Jon. 2006. Cambio de destino. Memorias. Barcelona: Seix Barral., 37). Asistía a la tertulia de Indalecio Prieto en el Café del Bulevar. Un tío abuelo de Juaristi, Tiburcio, hermano de José, era uno de los mejores amigos de Prieto (2006Juaristi, Jon. 2006. Cambio de destino. Memorias. Barcelona: Seix Barral., 37). Es cierto que el padre de Jon Juaristi también era nacionalista, y que le habló del nacionalismo en más de una ocasión (2006Juaristi, Jon. 2006. Cambio de destino. Memorias. Barcelona: Seix Barral., 97). De no ser así, resultaría impensable el ensayo La tribu atribulada, y especialmente esta frase: «Voy a explicarte lo que he llegado a saber, en contra y a pesar de lo que me enseñaste» (2002Juaristi, Jon. 2002. La tribu atribulada. El nacionalismo vasco explicado a mi padre. Madrid: Espasa., 10). Pero padre e hijo conversaron poco (2002Juaristi, Jon. 2002. La tribu atribulada. El nacionalismo vasco explicado a mi padre. Madrid: Espasa., 10), y la tensión entre ambos llevó al escritor a irse a vivir con sus abuelos paternos a los trece años (2006Juaristi, Jon. 2006. Cambio de destino. Memorias. Barcelona: Seix Barral., 26).
De ahí que la ideología aranista de Gallastegui le llegara, sobre todo, a través de su abuelo paterno, particularmente desde que un jovencísimo Jon Juaristi, de once años, decidió aprender un verano euskera de forma autodidacta. Esto hizo que el abuelo Pablo se volcara en Jon y en otro de sus nietos, José Ignacio, que había sido detenido a raíz de una de las primeras acciones violentas, en este caso frustrada, de la banda terrorista: el intento de descarrilar, el 18 de julio de 1961, en Guipúzcoa, un tren de excombatientes franquistas que se dirigían a San Sebastián para conmemorar el alzamiento nacional (2006Juaristi, Jon. 2006. Cambio de destino. Memorias. Barcelona: Seix Barral., 102-104) (Juaristi hace también mención a ese atentado frustrado en su novela La caza salvaje, 2007Juaristi, Jon. 2007. La caza salvaje. Barcelona: Planeta., 397). Cuando la familia visita a José Ignacio en la prisión, el abuelo Pablo le dice: «Muy bien, José Ignacio. Hay cosas que se llevan en la sangre» (Juaristi 2006Juaristi, Jon. 2006. Cambio de destino. Memorias. Barcelona: Seix Barral., 102).
Precisamente el abuelo paterno le comprará a Juaristi Viaje a Navarra durante la insurrección de los vascos (1835), de Joseph-Agustin Chaho. «Como había pronosticado mi abuelo, su lectura me cautivó. Fue el primer hito importante en la educación sentimental que me llevaría a ETA», recuerda Juaristi (2006Juaristi, Jon. 2006. Cambio de destino. Memorias. Barcelona: Seix Barral., 105 y 107). Y la influencia de su primo José Ignacio también resultó decisiva, pues en 1967 le da a leer Vasconia. Análisis dialéctico de una nacionalidad, de Fernando Sarrailh de Ihartza (Krutwig) (Juaristi 2006Juaristi, Jon. 2006. Cambio de destino. Memorias. Barcelona: Seix Barral., 120), y en una intensa conversación le insiste en que Euskadi se muere, una afirmación que no resultaba novedosa para el escritor, pero que le movió a actuar:
Tampoco pretendo que la anticipada oración fúnebre de mi primo me sonase a novedad. Desde Felipe Arrese Beitia a Gabriel Aresti, toda la poesía vasca de los últimos cien años había estado repitiendo la misma murga, y yo la había leído en todas las versiones imaginables, pero nunca la había visto al natural, fuera de las bibliotecas: es decir, nunca hasta entonces, hasta esa tarde de 1967, había conocido un auténtico PVA (Patriota Vasco Angustiado) dispuesto a compartir su Angst conmigo. O sea que formulé otra pregunta, la pregunta leninista: «¿Qué hacer?» Tú eres un patriota; tu patria se muere; saca tú mismo la conclusión, me vino a decir. Tuve una intuición luminosa: «¿Debería hacerme de ETA?». Bingo. Pasamos, pues, a la tercera fase. «No quiero engañarte –me dijo–. Tarde o temprano, te van a detener»
(Juaristi 2006Juaristi, Jon. 2006. Cambio de destino. Memorias. Barcelona: Seix Barral., 127-128).
José Ignacio no le oculta que tarde o temprano le detendrán, pero Juaristi sabe que se está apuntando «a un club de perdedores», haciendo un sacrificio que, para su primo, «no habrá sido en vano, porque despertará las conciencias dormidas de otros» (2006Juaristi, Jon. 2006. Cambio de destino. Memorias. Barcelona: Seix Barral., 128). Por último, otro familiar que interviene en el acercamiento del autor a la banda terrorista será su primo Álex, sacerdote que había sido detenido acusado de prestar ayuda a los etarras fugitivos (2006Juaristi, Jon. 2006. Cambio de destino. Memorias. Barcelona: Seix Barral., 131 y ss.). Este le explica cuál debe ser la estrategia de liberación de Euskadi y le presenta a Fernando Echegaray Gastearena, «Pinki» (2006Juaristi, Jon. 2006. Cambio de destino. Memorias. Barcelona: Seix Barral., 134). «A través de Fernando, me integré en ETA», recuerda el escritor (2006Juaristi, Jon. 2006. Cambio de destino. Memorias. Barcelona: Seix Barral., 136). Su primo Álex está al tanto y apoya su entrada en la banda (2006Juaristi, Jon. 2006. Cambio de destino. Memorias. Barcelona: Seix Barral., 137).
De este modo, la mentira se habría transmitido de padres a hijos particularmente desde Gallastegui y sus correligionarios de Jagi-Jagi. Dicha mentira consistiría en la ideología del nacionalismo radical que solo aspira a la independencia y que considera legítimo el uso de la violencia para alcanzar sus fines. La mentira se estaría transmitiendo por el mero hecho de inculcar en los jóvenes la melancolía nacionalista, siguiendo la inercia de ese bucle que el autor considera clave romper (1997Juaristi, Jon. 1997. El bucle melancólico. Historias de nacionalistas vascos. 4.ª ed. Madrid: Espasa., 389). En este mismo sentido, el psiquiatra y psicoanalista Iñaki Viar (1998Viar, Iñaki. 1998. «Estragos del discurso: Notas sobre la violencia en el País Vasco». En Trauma y discurso. Estudios Psicoanalíticos, 4, VV. AA., 159-176. Madrid/Málaga: Eolia/Miguel Gómez., 176) sostiene que dicha mentira:
No puede ser otra que el fantasma surgido para encubrir la estructural falla en el Otro mediante la propuesta al ser de una tierra prometida a alcanzar por el retorno a la esencia perdida originaria. Retorno que es el cauce, vía metaforización, para la pulsión de la muerte, para un goce traumático que hace persistir lo que no tiene nombre en el vínculo social.
Viar fue condenado a veinte años de cárcel, en el Proceso de Burgos de 1970, por participar en la colocación de un pequeño artefacto que no llegó a explotar en el sótano de la Bolsa de Bilbao –cumplió nueve de los veinte años debido a la amnistía de 1977–, y estuvo entre los fundadores del Foro de Ermua9
Defenderé
la casa de mi padre.
Contra los lobos,
contra la sequía,
contra la usura,
contra la justicia,
defenderé
la casa
de mi padre.
Perderé
los ganados,
los huertos,
los pinares;
perderé
los intereses,
las rentas,
los dividendos,
pero defenderé la casa de mi padre.
Me quitarán las armas
y con las manos defenderé
la casa de mi padre;
me cortarán las manos
y con los brazos defenderé
la casa de mi padre;
me dejarán
sin brazos,
sin hombros
y sin pechos,
y con el alma defenderé
la casa de mi padre.
Me moriré,
se perderá mi alma,
se perderá mi prole,
pero la casa de mi padre
seguirá
en pie.
Para Viar (1998Viar, Iñaki. 1998. «Estragos del discurso: Notas sobre la violencia en el País Vasco». En Trauma y discurso. Estudios Psicoanalíticos, 4, VV. AA., 159-176. Madrid/Málaga: Eolia/Miguel Gómez., 175), este poema, «emblema de la resistencia vasca al franquismo», en el que la casa ha sido vista mayoritariamente como una metáfora de la patria vasca, podría interpretarse de otro modo:
Los apellidos vascos provenían originariamente del nombre de la casa familiar: la casa del padre llevaba el nombre del padre. El padre incapaz de defender la casa sin el sacrificio de los hijos es una metáfora del fracaso de la inscripción en el mundo de la función paterna. Lo que está amenazado de destrucción es ese lugar que sólo cobra existencia por el nombre que lo inscribe. Es en este equívoco donde reside la fuerza emocional del poema, que apunta, más bien, a algo que desfallece en lo que atañe a la función del padre, e invita a sostenerlo mediante el sacrificio de todos los bienes, del propio cuerpo, y de la vida misma.
El propio Viar11
Juaristi y Viar escribieron conjuntamente un artículo en 198912
En rigor, el objeto perdido del nacionalismo es una mítica comunidad originaria, cultural y lingüísticamente homogénea, endogámica, igualitarista y sometida a una autoridad patriarcal que, en la leyenda nacionalista, se identifica a menudo con el héroe epónimo o padre primigenio. Esta última figura encuentra su primera formulación política en el tratado de sir Robert Filmer, Patriarcha, publicado en 1680, en defensa de la monarquía de derecho divino
(Juaristi y Viar 1994Viar, Iñaki, y Jon Juaristi. 1994. «Proezas melancólicas». En Auto de terminación. Raza, nación y violencia en el País Vasco, editado por. Juan Aranzadi, Jon Juaristi y Patxo Unzueta, 267-272. Madrid: El País Aguilar., 269-270).
Desde una perspectiva distinta, Louzao Villar y Molina Aparicio (2018Louzao Villar, Joseba, y Fernando Molina Aparicio. 2018. «¿La casa del padre o la casa de los hijos? El lugar del historiador en un contexto postraumático». En Naturaleza muerta. Usos del pasado en Euskadi después del terrorismo, editado por. Antonio Rivera, 75-98. Zaragoza: Prensas de la Universidad de Zaragoza., 78) señalan que el final de «La casa de mi padre» «no deja lugar a dudas de la lógica melancólica de la identidad etnonacional que reivindicaba este poeta de militancia comunista». Juaristi dedicó un poema a la memoria de Aresti, «Gabriel Aresti, 1981», de Diario del poeta recién cansado, en cuyo terceto final, habida cuenta de la evolución ideológica de Juaristi, la significación de la casa se amplía y se une en este caso a la defensa de la memoria del amigo o de su poesía: «Que en el yermo en cenizas no me falte tu brasa. / Que me acosen los perros por guardar tu expoliario. / Que me encuentre la muerte defendiendo tu casa» (2000, 46). Y en otro soneto del mismo libro, «Euskadi, 1984», Juaristi responde a la reivindicación del poema de Aresti: «defenderé la casa que yo quiera. / Jamás, sobre esta tierra de cristianos, / volveré a hablar en vuestro ingrato euskera» (2000Juaristi, Jon. 2000. Poesía reunida (1985-1999). Madrid: Visor., 46).
Otro concepto esencial para comprender la mentira, o las mentiras, a las que se refiere «Spoon River, Euskadi», es el del nihilismo, que habría llevado al nacionalismo a desembocar en la violencia:
La Tribu es una tribu nihilista. […] La tragedia de mi generación –y quizá también la de la tuya, la de los niños de la guerra– fue confundir este nihilismo con un orden moral, superior y contrapuesto al orden político del Estado.
Porque la Tribu acoge con facilidad y agrado a aquellos huérfanos de valores que dicen buscar la Ley, pero están dispuestos –no siempre de modo consciente– a acomodarse en el marco tranquilizador de la Costumbre. Es ya tarde cuando te das cuenta de que esta consiste en la guerra a la Ley, y no me refiero a la crítica razonada de las leyes injustas, sino en el axioma incuestionable de que la Tribu está por encima de todas las leyes, aunque pueda utilizarlas todas –incluso las dictadas contra ella– en su propio provecho.
Tarde o temprano, esto tenía que desembocar en el terrorismo.
Porque el terrorismo no es un fenómeno aleatorio, una desviación demencial, una excrecencia perversa de la Tribu, sino la consecuencia práctica del nihilismo: su paso a la acción. El terrorismo está ya previsto en los textos aurorales de la Tribu, en los escritos canónicos del fundador
(Juaristi 2002Juaristi, Jon. 2002. La tribu atribulada. El nacionalismo vasco explicado a mi padre. Madrid: Espasa., 13 y 14).
Esta explicación tiene un carácter amplio, contextual, que resulta plenamente compatible con una identificación más concreta de quiénes podrían ser los muertos de los versos juaristianos y, consecuentemente, quiénes serían los «padres». De las distintas generaciones implicadas, la interpretación mayoritaria, como quedó dicho en la introducción de este artículo, es la que ha visto en la de Juaristi la enunciadora del epitafio, que habría matado, es decir, habría participado en la lucha armada –Juaristi y otros de sus compañeros no tuvieron delito alguno de sangre–, por la mentira de la generación que les inculcó la doctrina.
Esta exégesis sería coherente con el pudor que Juaristi siente ante estos versos, a los que se ha llegado a referir como «mi poema más desafortunado» (2002Juaristi, Jon. 2002. La tribu atribulada. El nacionalismo vasco explicado a mi padre. Madrid: Espasa., 156), un poema que suele encontrarse «con infinita vergüenza, en algún que otro escrito ajeno» (2002Juaristi, Jon. 2002. La tribu atribulada. El nacionalismo vasco explicado a mi padre. Madrid: Espasa., 9-10). También sería coherente con el hecho de que el escritor confiese que el poema «pretendía ser […] un epitafio para una generación infortunada, la mía» (2002Juaristi, Jon. 2002. La tribu atribulada. El nacionalismo vasco explicado a mi padre. Madrid: Espasa., 9), y que «respondía perfectamente a la visión consoladora y exculpatoria que de nosotros mismos teníamos quienes salimos indemnes de un brutal rito de paso» (2002Juaristi, Jon. 2002. La tribu atribulada. El nacionalismo vasco explicado a mi padre. Madrid: Espasa., 10). «Salimos indemnes. Queríamos salir también inmaculados. El epitafio es una obra maestra de fariseísmo», indica Juaristi, antes de citar las palabras que Jesús pone en boca de los escribas y los fariseos en Mateo 23, 30. De este modo, Juaristi habría escrito unos versos en los que su generación afirmaba haber muerto y haber matado estúpidamente por la mentira de la generación de sus padres, y por eso se arrepentiría de haberlo escrito: por su carácter exculpatorio y por cargar el peso de la culpa en sus mayores.
No obstante, es necesario valorar otra posible interpretación, surgida de un comentario del propio escritor13
Quizá profesé en un tiempo cierta antipatía a su memoria, pero, en el fondo, no era otra cosa que el resquemor que tenía contra mí mismo, contra la mitología unamuniana y aranista de mi propia adolescencia, contra mi gozoso vivir en la contradicción, mi afirmación simultánea de los contrarios, a la irresponsable manera de don Miguel; contra mis poses de rebelde consentido, mi pedantería de prematuro intelectual que discute airado con los curas del colegio. Mi rencor, en fin, contra nuestra incauta generación del 68, contra la que lanzó Pier Paolo Pasolini el más piadoso de sus anatemas: «Viniste al mundo, que era grande y, sin embargo, tan sencillo» (1997Juaristi, Jon. 1997. El bucle melancólico. Historias de nacionalistas vascos. 4.ª ed. Madrid: Espasa., 375).
La interpretación de «Spoon River, Euskadi» sugerida por el propio Juaristi resitúa la perspectiva del poema, haciendo que su generación pase de víctima a culpable. A la vez, abre la puerta a observar las distintas generaciones implicadas como insertas en un no-tiempo y, más importante aún, como solidarias de la culpa del adoctrinamiento radical, melancólico y nihilista. Siguiendo este enfoque, el joven del epitafio no representaría a Juaristi y sus coetáneos, pero tampoco a los hijos de estos, porque todos habrían desempeñado ambos papeles.
En un mitin de Euskadiko Ezkerra en el Palacio Municipal de Deportes de Bilbao, en 1986, el diputado Juan María Bandrés recitó «Spoon River, Euskadi». Cuando, finalizado el acto, Mario Onaindia, que entró en ETA en los años sesenta, fue juzgado en el Proceso de Burgos y terminaría siendo dirigente de Euskadiko Ezkerra y del Partido Socialista de Euskadi-Euskadiko Ezkerra (PSE-EE), preguntó a Juaristi qué le había parecido la intervención de Bandrés, el poeta contestó: «Nuestros padres mintieron, nosotros mentimos y, a este paso, nuestros hijos seguirán mintiendo» (2002Juaristi, Jon. 2002. La tribu atribulada. El nacionalismo vasco explicado a mi padre. Madrid: Espasa., 156). En concreto, Juaristi se refería a la tesis de los políticos de Euskadiko Ezkerra según la cual los verdaderos etarras habían sido antifranquistas y, consecuentemente, ya en democracia se oponían a ETA. En ambos momentos habrían actuado correctamente, defendiendo los valores democráticos. Pero Juaristi asegura que «[j]amás un etarra, ni en tiempos de Franco ni después, tomó las armas para defender la democracia» (2002Juaristi, Jon. 2002. La tribu atribulada. El nacionalismo vasco explicado a mi padre. Madrid: Espasa., 156). Juaristi ya había defendido esta idea en Sacra némesis (1999aJuaristi, Jon. 1999a. Sacra némesis. Nuevas historias de nacionalistas vascos. Madrid: Espasa., 145), refiriéndose a ETA y a su dirigente José Miguel Beñarán, «Argala», que en 1973 lideró la preparación del atentado contra el presidente del gobierno, Luis Carrero Blanco:
Con el asesinato de Carrero no pretendían acelerar la llegada de la democracia, sino dilatarla lo más posible, desatar la represalia brutal del franquismo sobre la población vasca y elevar en esta el rencor contra España y la «conciencia nacional», que, para ETA, venían a ser la misma cosa (1999aJuaristi, Jon. 1999a. Sacra némesis. Nuevas historias de nacionalistas vascos. Madrid: Espasa., 145).
Por lo tanto, la mentira a la que se refiere «Spoon River, Euskadi» suma un nuevo matiz, sin cambiar en su esencia. Además de la radicalidad y la melancolía nacionalistas y el nihilismo, Juaristi incluiría también la idea de que la lucha armada perseguía la democracia15
El planteamiento que defiende la coexistencia de las diferentes generaciones en el poema –particularmente, desde Gallastegui– (Juaristi 1999aJuaristi, Jon. 1999a. Sacra némesis. Nuevas historias de nacionalistas vascos. Madrid: Espasa., 281-284), y que por ello entiende como víctimas y al mismo tiempo culpables tanto a la generación de los padres de Juaristi como a la suya propia y a la de sus hijos, también es coherente con la reflexión del ensayista sobre el asesinato de Miguel Ángel Blanco, según la cual los asesinos ejecutaron:
Un guion que ha sido escrito por otros hace mucho tiempo. Y reescrito muchas veces: por Krutwig, por Mirande, por Txillardegi y –lo siento por todos nosotros, mis queridos muchachos de los Escolapios, mis queridos scouts de los sesenta– por Javier Echevarrieta Ortiz: la prometida represalia contra el maqueto insumiso (1997, 386).
El papel de las generaciones envueltas en el proceso tiende a igualarse desde el momento en que a todas ellas las movería «la naturaleza irracional del nacionalismo», en la que, como afirma Oliynyk (2017Oliynyk, Nazar. 2017. «Escuchando las voces ancestrales. La etapa patriótica de Jon Juaristi y su disidencia del nacionalismo vasco». Aportes. Revista de Historia Contemporánea 95: 47-81. Accesible en: https://revistaaportes.com/index.php/aportes/article/view/294/192, 61), Juaristi pone el énfasis inspirado por el análisis de Conor Cruise O’Brien del nacionalismo irlandés (el propio Juaristi lo explica en el prólogo a Sacra némesis, 1999aJuaristi, Jon. 1999a. Sacra némesis. Nuevas historias de nacionalistas vascos. Madrid: Espasa., 13-14), y que también en el poeta español se concreta en la metáfora de «las voces ancestrales, es decir, unas fuerzas sentimentales que reclaman a cada nueva generación el pago de la deuda patriótica, muchas veces con su propia sangre y la de los enemigos» (Oliynyk 2017Oliynyk, Nazar. 2017. «Escuchando las voces ancestrales. La etapa patriótica de Jon Juaristi y su disidencia del nacionalismo vasco». Aportes. Revista de Historia Contemporánea 95: 47-81. Accesible en: https://revistaaportes.com/index.php/aportes/article/view/294/192, 61). No olvidemos que para Juaristi «[h]ay una herida melancólica irrestañable en todos los seres humanos, porque la vida es pérdida y conduce a la nada» (1997Juaristi, Jon. 1997. El bucle melancólico. Historias de nacionalistas vascos. 4.ª ed. Madrid: Espasa., 376).
De esta forma, se comprende que el poema «Sermón de la atalaya de Lequeitio», de Diario del poeta recién cansado–anterior a «Spoon River, Euskadi»–, nos sitúe en un «[t]iempo sin duración» antes de cantar al infortunio de su generación, porque unas y otras generaciones –que han sido arrastradas por la naturaleza irracional– quedan igualadas, y encalladas, en un no-tiempo (los ecos de T. S. Eliot en este poema han sido apuntados por Barón Palma 1996Barón Palma, Emilio. 1996. T. S. Eliot en España. Almería: Universidad de Almería., 111-112):
El malecón tendido entre la isla y la playa
y la luna creciente entre los eucaliptos, más allá de Harzábal.
El malecón verdoso como una falcata ibérica
o como el espinazo de un leviatán. Muble
es el nombre vulgar de un pez aún más vulgar,
de este linaje nocturno que cincela las aguas
junto a las cloacas. Tiempo sin duración.
Historia debelada
por toda la amargura transcurrida.
No: la Historia no tiene importancia.
Rastro de sangre que seguimos
entre parques talados. Legajos húmedos. Cifras
inextricables. Censos
de fuegos extinguidos.
Diezmos del mijo y de la escanda.
Nombres del viento y la carroña. Generación infortunada, oh
generación infortunada.
Cómo han pasado estos diez años. Qué añadieron
a nuestra frágil memoria.
Premiosamente envejecemos medidos por la acedia, contemplados
por los ojos de mármol de las gárgolas,
cercados por campanas sumergidas. Terra
marique potens. Pueblo mío,
encallado por siempre en tu lengua de piedra.
Mi corazón, tan grave como un ancla de plomo,
se aferra a la carena de tu amor zozobrante
(Juaristi 2023Juaristi, Jon. 2023. Derrotero. Poesía, 1969-2022. Editado por Rodrigo Olay Valdés. Sevilla: Renacimiento., 40).
4. CONCLUSIONES
⌅La atalaya de Lequeitio, la tierra que fue «potente por tierra y por mar», como reza el escudo del municipio, ofrece la perspectiva idónea para la reflexión final. En el poema, el tiempo se detiene y los «ojos de mármol de las gárgolas» actualizan la visión del mármol de las tumbas de Spoon River imaginadas por Edgar Lee Masters. El soldado Harry Wilmans escucha la mentira que le lleva a caer en la guerra contra España de boca de una persona ajena a la familia, mientras el padre trata en vano de impedirlo (Masters 1993Masters, Edgar Lee. 1993. Antología de Spoon River, Editado por Jesús López Pacheco; traducido por Jesús López Pacheco y Fabio L. Lázaro. Madrid: Cátedra., 262). Por su parte, el soldado John Wasson (Masters 1993Masters, Edgar Lee. 1993. Antología de Spoon River, Editado por Jesús López Pacheco; traducido por Jesús López Pacheco y Fabio L. Lázaro. Madrid: Cátedra., 263), legitima la mentira, actuando como cómplice del discurso irracional heredado de generaciones precedentes –luchó en la Guerra de la Independencia–, movido por el amor zozobrante a una bandera, a una patria, que otros muertos de Spoon River no entendieron. Porque, a la postre, lo que impele a la guerra en el poema «Muchos soldados» (Masters 1993Masters, Edgar Lee. 1993. Antología de Spoon River, Editado por Jesús López Pacheco; traducido por Jesús López Pacheco y Fabio L. Lázaro. Madrid: Cátedra., 264), como «el fuego del centro de la Tierra que hace las montañas», es «la Todopoderosa mano de la Vida». Para Juaristi, la fuerza que empujó a generaciones de vascos hacia la violencia fue la melancolía nacionalista por un pasado que nunca existió.
Debido a la explícita referencia a Masters, el título del poema puede haber despistado lo suficiente como para que se olvidara que Kipling, en los versos que sirvieron de hipotexto, culpa a su generación de las muertes de su hijo y de los demás soldados británicos caídos. Por ello, la hipótesis de que Juaristi también esté admitiendo que fue su generación la que mintió, como él mismo sostiene, debe admitirse como ciertamente plausible, si bien permanece como posibilidad igualmente válida la que se ha mantenido hasta la fecha: el poeta pondría el foco en el papel que jugaron las generaciones precedentes en el adoctrinamiento sufrido por su propia generación.
Ahora bien, como en «Spoon River, Euskadi» el tiempo desaparece en la nebulosa de la vida post mortem, y la voz del protagonista se presenta como colectiva e inespecífica, parece ganar peso la tercera interpretación: no hay una generación concreta culpable y otra víctima, sino que en todas ellas hubo jóvenes que se dejaron llevar –con más o menos culpa, y con posterior remisión o sin ella– por la misteriosa fuerza de una creencia radical y nihilista.