José Ángel Baños Saldaña, obtuvo el VIII Premio Internacional de Investigación Literaria Ángel González, que convoca la Universidad de Oviedo a través de la cátedra que lleva el nombre del poeta ovetense con el ensayo titulado Más perenne que el bronce. El discurso autopoético en la lírica española contemporánea, que ha publicado el Grupo 9 Universidad en su sello editorial Genueve en Santander.
Un objetivo claro manifiesta el ensayo desde un principio, ya que Baños Saldaña se propuso analizar la autorreflexión y la transreferencialidad –la trascendencia referencial de los textos– en el inmenso ámbito de la poesía española de todos los tiempos, aunque se detendrá pormenorizadamente en la lírica de mediados de siglo XX, desde el Medio Siglo hacia los años ochenta, hasta llegar al final de la centuria. Tal dedicación y análisis constituirá en realidad el objetivo central de su investigación, si entendemos toda la parte inicial como una introducción preparatoria del planteamiento más profundo del ensayo.
Para conseguirlo, y dada la complejidad de los objetivos del estudio propuestos, el autor ha llevado a cabo un despliegue de medios complementarios, ya que ha puesto en relación distintos espacios posibles de la investigación de la poesía, desde la historia de la literatura a la teoría y a la crítica literaria, sin obviar la propia literatura comparada. Por otro lado, al realizar un examen cronológico del asunto estudiado, ha puesto en funcionamiento la expresividad de la diacronía de la historia literaria española, a través de etapas esenciales, periodos, escuelas e incluso generaciones o grupos, hasta llegar al siglo XX, y detenerse con más dedicación en las generaciones o grupos surgidos en la España de la Posguerra y posterior hasta los confines del siglo. El objetivo no es otro que, descendiendo por grupos, promociones y generaciones, a través del examen de lo autopoético y lo transreferencial, llegar al poema concreto del autor individual, siempre teniendo muy presente el soporte o apoyo teórico, el enfoque crítico y la propia tradición erudita del estudio literario a través de la misma historia de las letras, sin obviar las correspondientes incursiones de carácter comparatista.
Se estructura el ensayo en cuatro capítulos: la historia y la teoría del discurso autopoético constituye el apartado inicial con la visión diacrónica del fenómeno, desde el mester de clerecía a los poetas del 27 y Miguel Hernández, para en los tres siguientes centrarse detalladamente en las ideas literarias de los poetas españoles del grupo de los 50, de la generación poética del 68, y de los poetas de los 80 hasta el final del siglo.
Esta parte inicial, que podría considerarse con facilidad un complemento introductorio, sin embargo, constituye en efecto una aproximación muy valiosa que permite al lector recuperar poéticas individuales, lo que tradicionalmente se denominaba con el término, hoy totalmente superado, por las razones que explica Baños Saldaña en su ensayo, de metapoéticas, en muy diferentes tiempos y épocas. En este aspecto, el espacio dedicado a los poetas del 27 hasta llegar a Miguel Hernández, tiene muy en cuenta las reflexiones sobre el concepto de la poesía que cada autor había elaborado, y que reunió Gerardo Diego en su antología célebre de poetas españoles contemporáneos, de 1932 y 1934. Para construirla, el poeta de Santander requirió a sus contemporáneos que escribiesen lo que consideraba cada cual qué era la poesía. Y de este modo una intensa bibliografía ha recurrido en numerosas ocasiones a estas poéticas de la entonces denominada joven literatura, como muy bien indica Baños Saldaña en su completísimo aparato bibliográfico.
Otro de los aspectos que llama la atención de este ensayo es precisamente su propósito. Y a este respecto, no ha de pasar inadvertido al lector cuanto se indica al comenzar el libro, en sus primeras páginas. Es interesante recordar el punto de partida del ensayo y la explicación de su título, cuando el autor afirma, al comenzar, que los diversos formatos en los que se ha hecho realidad la escritura, desde el papiro o el pergamino al papel e, incluso, a una hoja de procesador de textos, muestran que poseen una naturaleza fungible debido a las continuas amenazas a que se pueden ver sometidos: desde el olvido con el paso del tiempo, las catástrofes imprevistas (incendios de bibliotecas, un virus informático) e incluso las «destrucciones intencionales» entre otras muchas. Pero, aun así, se dijo de la poesía que era «más perenne que el bronce», que «podría durar más que las estatuas o que las superficies exclusivas sobre las que se grababa un acontecimiento importante». Independientemente del nivel de originalidad que logra Baños Saldaña con su metodología innovadora, interesa sobre todo destacar algunos resultados que pueden obtener relevancia histórica. Es lo que ocurre cuando trata de las poéticas de la generación de los cincuenta y examina la reflexión autopoética en sus diferentes dimensiones y matices. Porque lo valioso es que se profundiza en la promoción del proyecto autopoético colectivo en relación con la recuperación de Antonio Machado como un referente genealógico. En realidad, como señala el autor, se trataba de la prolongación de un conflicto autopoético que diferenció en aquellos años del Medio Siglo el realismo crítico del realismo social.
En la reflexión que realiza a continuación al autor sobre las ideas literarias el 68 y su posterior ruptura estilística, revela la especial condición de un grupo muy específico, aunque se analizan y enfrentan los proyectos individuales y los proyectos autopoéticos colectivos. Lo más destacable, en suma, en este capítulo es la presencia de aquellos autores que individualmente protagonizaron la ruptura estilística, tales como Pureza Canelo, Víctor Botas o Luis Alberto de Cuenca. Y, por último, al referirse a las ideas literarias de los poetas de los ochenta, se detiene en el exitoso proceso de creación y triunfo de la otra sentimentalidad y de la poesía de experiencia, aunque, de nuevo, frente a los planteamientos colectivos, surgirán las autopoéticas individuales, en especial en estas últimas décadas del siglo XX, las de Luis García Montero y Felipe Benítez Reyes.
Se cierra el volumen con un amplio capítulo de conclusiones, en el que Baños Saldaña confirma la importancia de su análisis, la validez de su metodología y la vigencia de los resultados de su innovadora investigación. Ha desbrozado los apartados concernientes a la autorreflexión en poesía con el fin de iluminar algunos puntos ciegos. Desde las valiosas aportaciones preexistentes de carácter individual, se ha pretendido un acercamiento abarcador y compendioso. Desde luego era importante poner de relieve la popularidad de la autorreflexión en el último siglo. Se ha denunciado la destrucción del rol autoral por parte de ciertas escuelas teóricas, lo que ha repercutido sobre la denominación predominante hasta el presente: el término metapoesía, ya superado, porque la poesía no reflexiona sobre la poesía, sino que es el autor quien se dedica a la reflexión, por lo que se prefiere y establece el término de autopoética. La enumeración y definición de las distintas autopoéticas, de acuerdo con los términos manejados por Baños Saldaña, será el objeto de las conclusiones. Todo se completa como ya se ha señalado, con un exhaustivo y detallado aparato bibliográfico, en el que se recogen todas las fuentes que el autor del libro ha sometido a revisión y discusión.